Armando siempre había sido un escéptico, así que cuando encontró un viejo diario en el ático de su nueva casa, no esperaba nada más que historias aburridas. El diario pertenecía a una niña llamada Clara, que vivió en esa casa hace un siglo. Con cada página que leía, Juan descubría los extraños sucesos que Clara había experimentado: sombras que se movían solas, susurros en la oscuridad, y una sensación constante de ser observada.
La última página escribió: «Esta casa está viva, y no me dejará ir». Intrigado y un poco burlón, Juan decidió escribir en el diario, haciendo mofa de las experiencias de Clara.
Esa misma noche, comenzaron a suceder cosas extrañas. Decidió ignorarlo y se fue a dormir. Pero a las 3 de la madrugada, se despertó de golpe al sentir una presencia en su habitación. Al abrir los ojos, vio la figura de una niña al pie de su cama.
El diario estaba flotando en el aire, abierto en la última página, donde ahora había una nueva inscripción: «Ahora es tu turno». Antes de que pudiera reaccionar, la niña se lanzó sobre él. Juan desapareció sin dejar rastro.